“Me van a tener que disculpar” (Jorge Valdivia)

Posted on Jun 22, 2010 in Blog

Hay un cuento de Eduardo Sacheri que se llama “Me van a tener que disculpar”. El tipo, habla de la peculiar secuencia metafísica que tiene que coincidir filosófica y biológicamente en el ADN de los argentinos, para que cada uno de ellos, respete, perdone y quiera por más allá de la galaxia a Diego Armando Maradona. Dice repetitivamente, “Me van a tener que disculpar”, pues no hay ser humano, no hay argentino bien nacido, que no sienta admiración y que no quiera darle todas las dispensas  al 10. Hoy, con todo respeto, con mucho cuidado, te digo bajito y al oído. Sin que nadie me escuche: Hay un jugador chileno que también juega de 10, se llama Jorge Valdivia, le dicen el Mago y perdónenme: “Me van a tener que disculpar”.

Lo conozco hace años. Desde el 2005, cuando vivía exonerado del fútbol por su indisciplina. Tardes enteras conversábamos de la pelota, de sueños, de planes y medidas, que vaya coincidencia, comparten el medio campo con la vida. El Mago, con una clarividencia absoluta, de un día para otro me dijo: “me decidí, voy a dedicarme a entrenar. Ya me cansé de perder el tiempo”. Desde esa noche que conversamos ese tema en su camioneta, se puso bajo las órdenes del PF de un ex número uno del tenis en el Mundo, Marcelo Ríos. Su entrenador, Manuel Astorga, le decía que él debía ser como el protagonista de la película Rocky, que tenía que esforzarse y ganarle a todos. Así,  El Mago, decidió quedarse en las vacaciones de invierno trabajando sólo en el Estadio Monumental. Lentamente empezó a alternar de titular en ese equipo de Colo Colo. Y paso a paso se acercó al rendimiento esquivo del fútbol, ese que sólo se encuentra cuando el cuerpo se pone de acuerdo con el alma.

Se fue a Brasil. “Allá voy a hacer el mejor. Pero quiero ponerme bien fisicamente 6 meses. Sé que en Chile van a hablar que fracasé en Brasil si no juego”. Tal cual. En ese tiempo yo trabajaba como reportero en el diario Las Últimas Noticias y el subeditor de la sección de deportes, Esteban Abarzúa, cada vez que podía conversarme de algo me molestaba: “Dile a tu amigo que se vuelva a Chile. Valdivia no tiene ritmo. No se a quién engrupió. A mi no, por lo menos”. Me van a tener que disculpar, pero este periodista se equivocó rotundamente.

Luego partió a Al Ain. “Una cosa es que gane mucha plata y otra es que pierda mi fútbol. Yo voy a trabajar a Emiratos, no a pasear”. Me van a tener que disculpar, pero Valdivia ha sido campeón, es capitán, juega de 10 y su equipo dejó de ser un cuadro del montón. El Mago ha demostrado que el dinero no agotó al talento.

Y vino la selección. Lo apartaron por tirarle jamón en la cara a Rodrigo Tello. Lo reconoció hidalgamente y esperó el castigo. Estuvo fuera del incio de la era del Loco y todos comentaban que “Valdivia no es jugador de Bielsa”. Hasta que lo llamaron. Bajó de peso, mantuvo el rendimiento y los primeros partidos, en la banca. Paradójico: no jugaba ni un minuto. En el histórico partido Chile contra Argentina, calentó toda la noche en la pista atlética del Nacional y nada. No jugó. Pero él sabía que tendría una revancha. “Cuando llegue mi tiempo, no me van a sacar más”. Jugó todos los partidos amistosos que pudo. Ahí se ganó a Bielsa. El Mago, se cayó un tiempo y dejó de lado a la prensa. Más contento Bielsa, todavía. Me van a tener que disculpar, pero para el rosarino es cada vez más importante.

Mundial de Sudáfrica. En el primer partido frente a Honduras jugó de 9, de espaldas a todo. Tácticamente impecable. Hoy, sin él en la cancha, la Roja dormía siesta. Entró el segundo tiempo y de sus pies comenzaron a llegar las ocasiones de gol y la supremacía nacional. “Me van a tener que disculpar”, el Mago es hoy, el mejor jugador de Chile.